2.1 El trabajo como criterio diferenciador entre el animal y el hombre


La evolución del hombre y de la sociedad son dos lados de un proceso único, que se hallan en interrelación indisoluble. El procesó de hominización se desenvuelve en el cauce de dos tendencias que se entretejen complejamente. Por un lado, la adaptación directamente biológica al medio y por el otro, la transformación social del medio con !a ayuda e instrumentos de trabajo.

El primer paso decisivo para la transición del mono al hombre consistió en el hecho de que, bajo el influjo de cambios, en las condiciones naturales de existencia y el modo de vida de los antropoides altamente desarrollados, estos seres tuvieron que caminar erectos, lo que marcó profundamente la diferenciación entre la función de las extremidades superiores e inferiores. El andar erectos implicó cambios en el esqueleto, en especial de la columna vertebral y la estructura del cráneo, la planta del pie y los huesos de la pelvis, los órganos de la vista, los centros motores del cerebro etc. Sin embargo, lo principal radicaba en que “la mano era libre y podía adquirir ahora, cada vez más destreza y habilidad” Esto contribuía, a su vez, a perfeccionar el caminar erectos.



El segundo paso lo marca el desarrollo de la mano como instrumento natural del trabajo, con cuya ayuda comienza a utilizarse otros instrumentos naturales y, más tarde, a crearse las artificiales. Esto conducía a desarrollar  formas más complejas de adaptación activa al medio circundante, en tanto que se iba debilitando la acción de los mecanismos biológicos de adaptación.

Los animales se alimentan de plantas y de otros animales, utilizando así los medios de existencia que la naturaleza les ofrece ya acabados. De ahí que dependen totalmente de la naturaleza que les rodea. El hombre, en cambio logra dominar las fuerzas naturales y las pone a su servicio.  En la actividad del trabajo, el hombre conoce la naturaleza, desarrolla su pensamiento y su lenguaje así como sus capacidades y habilidades; crea la ciencia y el arte. Es decir, que al mismo tiempo que el trabajo progresa y se hace más complejo, se desarrolla la cultura espiritual.




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