EVOLUCIÓN COSMOLÓGICA:
La historia del universo inicia hace aproximadamente trece mil ochocientos veinte millones de años, en un fenómeno que hoy conocemos como el Big Bang.
La cosmología moderna nos ha enseñado que el universo comenzó con un tamaño millones de veces más pequeño que el de un átomo y desde entonces no ha detenido su expansión. Eso significa que en algún instante justo después del Big Bang el universo necesariamente estuvo contenido en un volumen no más grande que el de una ciruela: el universo entero cabía en la palma de una mano. Del contenido de ese diminuto volumen eventualmente nacerían no solo el sol y sus planetas, sino incluso aquellas galaxias que se encuentran a miles de millones de kilómetros de nosotros, en algún otro rincón oscuro del espacio. De aquella pequeña esfera también nacería el hombre: todos los seres humanos provenimos de ese diminuto volumen incandescente que existió hace millones de años instantes después del Big Bang.
"Ser conscientes de que los átomos de nuestro cuerpo alguna vez fueron parte de una estrella inevitablemente nos hace reformular nuestro lugar en el universo y lo extraordinario de la naturaleza humana: no solo existimos en este universo, el universo también existe en nosotros"
EVOLUCION GEOLOGICA:
Las primeras etapas, desde que empezó la solidificación de la masa incandescente hasta la aparición de una corteza permanente, no dejaron evidencias de su paso, ya que las rocas que se iban generando, se volvían a fundir o, simplemente, eran "tragadas" por una nueva erupción.
La historia geológica y la historia biológica de la Tierra estudian el pasado terrestre según una escala temporal acordada entre los científicos. Este estudio se basa en el análisis de las capas superiores de nuestro planeta y de los restos fósiles que en ellas se encuentran.
EVOLUCION BIOLOGICA:
Aunque no todos los científicos que estudian el origen de la vida estaría en condiciones de articular los
fundamentos que acabamos de exponer, todos están de acuerdo
en que debe existir una explicación científica para el origen de los seres vivos.
Según se piensa habitualmente, los primeros restos de seres vivos datan
de hace unos 3.500-3.800 millones de años, fecha muy precoz, si se tiene en cuenta
que la tierra se formó hace unos 4.500 millones de años. Se trata de restos fosilizados de microorganismos
unicelulares, al parecer del mismo tipo de los
que forman unas acreciones calcáreas, llamadas estromatolitos, que se observan actualmente en la costa
de Australia. Hay que esperar
hasta hace 500 millones de años para que aparezcan
los seres pluricelulares. Para explicar el origen de estos primeros seres unicelulares, el primer problema con que se enfrenta el científico consiste en reconstruir, aunque
sea de modo aproximado, la situación
química del ambiente en esos momentos de inicio de la vida en la tierra.
Se ha conseguido, por medio de diversos
estudios, deducir que la atmósfera terrestre en esa época carecía de oxígeno y era fundamentalmente reductora, compuesta de metano, amoniaco, vapor de agua, y anhídrido
carbónico. Pero no está nada claro cómo se ha podido producir el paso de estos componentes a la célula más sencilla.
En primer lugar, es objeto de estudio qué puede ser «la célula más sencilla»: ¿ cuántos componentes ha de tener
como mínimo para garantizar sus procesos
vitales y su reproducción? Ese problema admite dos enfoques: intentar buscar entre los organismos actuales el más sencillo, o intentar deducir, con nuestros
conocimientos de biología, qué componentes mínimos debe tener una célula para poder vivir. En ambos casos no
sabemos si, en la situación de la tierra
en aquellos momentos, habrían sido necesarios más o menos componentes, o
simplemente otros distintos.
Además, se abre un curioso
dilema: los seres vivos precisan
unos componentes concretos (proteínas y lípidos) y
un sistema de función primordialmente informativa (ácidos nucleicos). Los primeros sin los segundos
darían origen a formaciones que no se pueden copiar y
reproducir y los segundos sin los primeros
no podrían expresar su información para permitir la copia. Ambas dificultades tienen atisbos de solución o, al menos, observaciones
sugerentes de vías de salida: si existe
suministro continuado de ciertos componentes básicos, se ha observado la formación de micro vesículas que se
multiplican (coacervados); y también se ha observado que algunos ácidos
nucleicos tienen capacidad
enzimática, con lo que podrían realizar a la vez el papel de portadores de información y de componentes funcionales de la célula.
enzimática, con lo que podrían realizar a la vez el papel de portadores de información y de componentes funcionales de la célula.
Sin embargo, todas estas suposiciones, aunque casan de modo más o menos correcto con las observaciones
biológicas y geológicas, están extraordinariamente
lejos de conseguir una esquema ni siquiera medianamente completo del origen
de la vida.
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